El fútbol peruano atraviesa uno de sus peores momentos en años, y aunque muchas miradas se dirigen hacia figuras como Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) y actualmente investigado por corrupción, hay un responsable que no puede pasar desapercibido: Juan Carlos Oblitas. El exjugador y ahora director deportivo de la FPF ha tomado decisiones cruciales que han marcado el rumbo de la selección peruana en los últimos años, llevando a la “Blanquirroja” a una crisis deportiva alarmante.
De la gloria a la incertidumbre: el legado de Gareca y la llegada de Reynoso
La etapa de Ricardo Gareca al mando de la selección peruana se recuerda como una de las más exitosas en la historia reciente del fútbol peruano. Bajo su dirección, Perú logró regresar a un Mundial después de 36 años y consolidó un estilo de juego sólido y adaptado a las circunstancias, donde se priorizaba una defensa fuerte y transiciones rápidas. A pesar de no ser un estratega que dejara un estilo de juego claro, Gareca supo maximizar las virtudes de su plantel, principalmente de jugadores con un perfil defensivo, como los centrales y el arquero, pero también supo cómo aprovechar los destellos de talento en jugadores como Paolo Guerrero, Christian Cueva y Jefferson Farfán.
Sin embargo, después de una clasificación al Mundial de Qatar 2022 que terminó en un frustrante repechaje ante Australia, la decisión de Juan Carlos Oblitas de dar un giro radical y destituir a Gareca fue un punto de inflexión. Aunque la salida del “Tigre” no fue una sorpresa, su reemplazo por Juan Reynoso significó un cambio total de filosofía. Mientras Gareca apostaba por un estilo pragmático y de adaptación, Reynoso es conocido por su enfoque rígido y de imposición táctica, lo cual no encajaba con el perfil de la selección peruana, caracterizada por su talento y libertad creativa.
El error de Oblitas no fue escoger a Reynoso como entrenador, sino no comprender que el “Cabezón”, un técnico con éxito a nivel nacional, se caracteriza por un estilo de juego muy distinto al que había llevado a Perú a la última Copa del Mundo. Reynoso no es conocido por moldear equipos, sino por imponer su esquema táctico, algo que no siempre se adapta a las características de los jugadores peruanos. Esto se evidenció en su falta de flexibilidad con jugadores clave como Joao Grimaldo y Bryan Reyna, a quienes les criticó abiertamente sus cualidades físicas, un error que fue duramente criticado por la prensa y los fanáticos.
El giro hacia Jorge Fossati: ¿una solución o más de lo mismo?
La llegada de Jorge Fossati como nuevo técnico de la selección peruana también tiene la impronta de Oblitas. Aunque el uruguayo cuenta con experiencia y un historial de éxitos en equipos peruanos, su nombramiento parece más un acto populista que una decisión estratégica basada en un análisis profundo del perfil del entrenador y las necesidades del equipo. Fossati ha sido fiel a su estilo, que incluye una defensa sólida y un juego más táctico y estructurado, algo que no ha funcionado bien con la selección peruana en los partidos recientes, como lo evidencian los magros resultados ante selecciones como Venezuela y Chile.
Si bien el sistema defensivo de Fossati es sólido, la falta de arriesgar en momentos clave y la falta de confianza en el talento joven del país, como los mencionados Grimaldo y Reyna, han condenado a la selección a empates sin goles o victorias por la mínima, lo que no es suficiente para un país que aspira a estar en la élite del fútbol mundial.
Oblitas: de héroe a villano
Juan Carlos Oblitas fue, en su momento, un referente de lucha y carácter dentro del fútbol peruano, conocido por su valentía y por defender a su equipo incluso cuando las críticas afloraban. Sin embargo, desde la eliminación ante Australia en el repechaje de 2022, el “Ciego” ha desaparecido de la escena pública y se ha convertido en una figura más del sistema establecido, sin dar explicaciones claras sobre los cambios radicales que hizo en el proceso futbolístico de la selección.
Las decisiones de Oblitas han marcado profundamente la dirección que tomó la selección peruana, y aunque no es el único culpable de la debacle actual, su papel como director deportivo de la FPF lo coloca en el centro de la tormenta. El reemplazo de Gareca por Reynoso y luego la elección de Fossati son decisiones que, aunque con buenas intenciones, han resultado ser equivocadas al no comprender la realidad del fútbol peruano ni sus jugadores.
Conclusión: un fútbol sin rumbo
El fútbol peruano se encuentra en una encrucijada, y mientras la mirada de los hinchas y la prensa se dirige hacia figuras como Agustín Lozano, la realidad es que Juan Carlos Oblitas es el principal responsable de las decisiones deportivas que han llevado a la selección a un punto de incertidumbre total. La falta de una visión clara y la falta de adaptación a las características del fútbol peruano han hecho que, en dos años, pasemos de soñar con la clasificación a otro Mundial a normalizar nuestra ausencia en competiciones internacionales.
La esperanza, aunque cada vez más lejana, radica en que Oblitas, a pesar de sus errores, aún tenga algo que ofrecer al fútbol peruano. Pero si no se cambian las decisiones y enfoques que han marcado esta era, la selección peruana seguirá sumida en la mediocridad, perdiendo el rumbo que había conseguido con Gareca y su enfoque realista y adaptado a las circunstancias del fútbol peruano.