Mientras la Liga 1 Te Apuesto se desarrolla con emoción y destacados equipos, la Liga 2 peruana enfrenta una crisis que podría llevarla al borde de la extinción. El pasado viernes 2 de febrero, la Federación Peruana de Fútbol (FPF) comunicó a los clubes su decisión de no subvencionar los gastos logísticos del torneo de ascenso en el presente año. Este anuncio generó una respuesta inmediata por parte de nueve equipos, que se unieron para enviar un documento a la FPF exigiendo que esta entidad se haga cargo de los gastos del campeonato, como lo venía haciendo hasta ahora.
Los clubes firmantes del documento son Unión Huaral, Comerciantes FC, Deportivo Llacuabamba, Ayacucho FC, Carlos Stein, UCV Moquegua, Deportivo Municipal, Santos FC y Deportivo Coopsol. Argumentan que no cuentan con los recursos económicos necesarios para asumir los costos logísticos del transporte, hospedaje, alimentación, honorarios de árbitros y oficiales del partido, entre otros. Esta situación representa un golpe crítico para las instituciones que dependían de estas subvenciones para participar en la Liga 2.
Freddy Ames, presidente de Deportivo Coopsol, expresó: “Estamos pidiendo que la federación cumpla con el compromiso que tenía con nosotros, similar al año 2023. Que se hagan cargo de los gastos de traslado, alimentación, delegación, jugadores, árbitros; y que también se nos dé el aporte que se nos había dado el año pasado (30 mil dólares mensuales). Además, solicitamos que el plazo de 72 horas quede sin efecto”.
La Liga 2 peruana, conformada por 18 clubes para el 2024, enfrenta ahora una seria amenaza de desaparición. La FPF, que invirtió 150 mil dólares al año por cada club en conceptos como transporte, hospedaje, alimentación, honorarios de árbitros y oficiales de partido, entre otros, ha decidido dejar de subvencionar estos gastos cruciales. Los nueve clubes opositores esperan una pronta respuesta al documento enviado a la FPF. En el mejor escenario, se alcanzará un acuerdo intermedio; en el peor, se mantendrá la postura de la FPF y se jugará un campeonato sin la participación del 50% de los clubes, lo que sería un golpe significativo para el fútbol peruano y una mancha en la gestión de Agustín Lozano al frente de la federación.