Profunda Crisis: El vóley peruano por cuarta vez consecutiva no estará en el Mundial 2025

El voleibol peruano continúa enfrentando una profunda crisis, reflejada en la ausencia de la selección nacional en los principales torneos internacionales. Recientemente, se confirmó que Perú no estará presente en el Mundial de Voleibol 2025, que se celebrará en Tailandia, un hecho que prolonga la sequía mundialista del país desde su última participación en 2010.

Este escenario es preocupante para un deporte que, en el pasado, fue sinónimo de orgullo nacional. Sin embargo, la selección femenina de voleibol de mayores no ha logrado clasificar a la máxima competencia mundialista en las últimas cuatro ediciones. A pesar del talento individual y el apoyo de una afición apasionada, el equipo no ha podido traducir estas fortalezas en resultados que le permitan competir al más alto nivel.

Las causas detrás de la crisis del voleibol peruano

La falta de recursos económicos, las deficiencias en la formación de las divisiones menores y la ausencia de una estructura sólida que garantice la continuidad de proyectos deportivos a largo plazo son algunos de los factores que han contribuido a esta prolongada crisis. Estos problemas han impactado directamente en la competitividad del equipo nacional, que ha visto cómo Brasil, Argentina y Colombia se han consolidado como las potencias de Sudamérica en este deporte.

El último Campeonato Sudamericano, celebrado en Recife en 2023, es un claro ejemplo de esta realidad. Perú no logró posicionarse entre los tres primeros lugares, quedando fuera de la contienda por uno de los cupos al Mundial. Brasil, Argentina y Colombia aseguraron su lugar en la próxima cita mundialista, mientras que la ‘bicolor’ quedó rezagada.

¿Qué necesita Perú para regresar a un Mundial?

Con 32 cupos disponibles para el Mundial de Voleibol 2025, Perú tiene varias rutas posibles para lograr la clasificación en futuras ediciones. La opción más directa sería que el país fuera elegido como sede del torneo, lo que le garantizaría una plaza automática. Este fue el caso de Tailandia, anfitrión de la próxima edición, que clasificó directamente al evento.

Otra posibilidad es a través de los torneos clasificatorios organizados por las confederaciones regionales. En Sudamérica, esto significa competir en el Campeonato Sudamericano, donde solo los tres primeros clasificados obtienen un boleto al Mundial. Perú necesita mejorar su rendimiento en esta competencia para volver a estar entre los mejores del continente y así asegurar su participación en el evento global.

Sin embargo, la opción más complicada es escalar posiciones en el ránking mundial de la Federación Internacional de Voleibol (FIVB). Actualmente, Perú ocupa el puesto 42, lo que lo deja fuera de las últimas 15 plazas que se otorgan en función del ránking. Para aspirar a un lugar en el Mundial mediante esta vía, la selección necesitaría un ascenso significativo en su posición, lo que parece poco probable en el corto plazo.

El panorama para el voleibol masculino

La situación en la rama masculina es aún más desalentadora. Perú no ha clasificado a un Mundial de Voleibol masculino desde 1960, lo que significa que han pasado más de 60 años desde la última vez que el equipo nacional compitió en la máxima cita de este deporte. La brecha competitiva en esta categoría es considerablemente mayor, y las posibilidades de regresar a un torneo mundialista siguen siendo remotas.

El voleibol peruano enfrenta el desafío de reconstruir desde sus cimientos si desea volver a competir al más alto nivel. La clasificación a un Mundial requiere no solo talento individual, sino también una estructura sólida que apoye el desarrollo continuo de los jugadores y proyectos a largo plazo. La ‘bicolor’ tiene la tarea titánica de recuperar su lugar en el podio sudamericano y, con ello, regresar al escenario mundialista que alguna vez fue suyo.