Mundial de Clubes 2025: ¡se armaron los octavos! Partidos, sorpresas, bloopers y batacazos
Se definieron los octavos y hay de todo: Boca se fue sin ganar, Botafogo le pegó al PSG y Flamengo le remontó al Chelsea.
Con una definición pausada y su sello personal, Cueva desató la alegría en el estadio Banco Guayaquil y empezó con buen pie su nueva aventura en la LigaPro.
Christian Cueva ya dejó su huella con Emelec. En su segundo partido oficial con el ‘Bombillo’, el ‘10’ peruano se mandó con un golazo de penal que rompió el cero frente a Universidad Católica, por la fecha 16 de la LigaPro ecuatoriana. Pero más allá de la estadística, el tanto fue puro Cueva: picardía, pausa, sangre fría y un festejo que habló por él.
Minuto 24 del primer tiempo. Cueva entró al área con esa gambeta corta que lo hace único y provocó una falta clara de Jerónimo Cacciabue. El árbitro Robert Cabrera no dudó, aunque ante el reclamo de los locales tuvo que ir al VAR. Una revisada rápida y penal confirmado.
Desde el manchón, Cueva no se escondió. Se lo pidió a Jaime Ayoví, agarró la pelota y se tomó su tiempo. Pasos cortos, un amague, y remate suave a la derecha del arquero Rafael Romo, que aunque adivinó, no llegó. Golazo. Los suplentes saltaron, Jorge Célico lo celebró con puño apretado y el propio Cueva besó el tatuaje de su hijo. Imagen de postal.
Ese gol no solo abrió el partido, también marcó el inicio de una etapa que ilusiona a todo Emelec. Y a Cueva se le notó. No lo gritó como loco, pero lo vivió por dentro. Como quien sabe que puede empezar a escribir historia en Guayaquil.
El exjugador de Cienciano llegó al club azul después de resolver su salida con el club imperial, que al principio se resistía a dejarlo ir. Pero Cueva lo tenía claro desde el primer contacto: quería jugar en Emelec. Sabía del momento difícil que atravesaban los eléctricos, pero también del proyecto que lidera Célico y del hambre de revancha de un equipo que quiere volver a ser protagonista.
“Desde el primer día me recibieron increíble. Ahora me toca responder con fútbol, con entrega… y con goles”, dijo en su presentación en el George Capwell. Y así empezó: con una definición marca registrada y un compromiso a flor de piel.
El recibimiento en Guayaquil fue de estrella. Le dieron la ‘10’ y los hinchas no tardaron en volverse locos con él. Cueva no es cualquier refuerzo. Es un jugador distinto, con calle, con magia. Y en Emelec esperan que sea el conductor que los saque del bache.
Mientras tanto, el ‘Aladino’ ya tiene su primer truco en la bolsa. Y si algo dejó claro es que no vino a pasear por Ecuador. Vino con hambre de gloria.